libros
Escribir quizá sea lo más importante que he hecho con mi vida. Constituye un gran esfuerzo por descubrir qué es estar despierto en un mundo raro e inconsecuente.
En el Ecuador, en general, no se aprecia el trabajo del escritor. Aquí, se valora más el saber hacer. Por eso, a nivel universitario, no se sabe cómo proceder cuando un profesor publica un poemario.
Hay varias paradojas o contradicciones al respecto. Una: ¿Cómo evaluar el manuscrito publicado? Otra: ¿Qué tipo de evidencia constituye un poemario para un académico dedicado a la enseñanza de redacción científica en una universidad dedicada a todo menos a la Literatura, es decir, a la lectura y escritura libre y reflexiva? Otra más: ¿Por qué se aceptaría una maestría precisamente en Literatura para un puesto de profesor de redacción científica? Son preguntas quizá personales. Sin embargo, si nos detenemos un poco, en realidad son preguntas que evidencian vacíos en la legislación pero también en la cultura.
Sea como fuere, mis poemarios son:
Sin embargo, lo último que he publicado es María Agripina, la novela biográfica que se basa en la vida de mi abuela materna que me crió. Es un intento por decifrar la pérdida, puesto que fue escrita después de su fallecimiento. Está compuesta por 95 entradas, en honor a los 95 años que vivió. Pero la novela también es el ejercicio de auto descubrimiento del autor. Es a través de la novela que yo, como ben aki, de alguna manera cobro vida.

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Mi investigación académica se ha centrado en la promoción de las Artes y Humanidades, en específico, en temas relacionados a: cine, desarrollo cultural, escritura académica, memoria y patrimonio.
También he sido traductor, editor, investigador, columnista y ponente.

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